Soneto a Francesca
(dedicado a la película Los Puentes de Madison)
esta clase de certeza solo se presenta una vez en la vida…
En esos puentes de querencia viva
donde las fibras íntimas del ser
vibraron en un claro acontecer,
surgió ese amor cautivo que motiva.
Con brillo astral, velero a la deriva,
errático incurable adolecer,
halo de luz de tibio amanecer,
brotó todo el impulso que cautiva.
Francesca en su diario concebido
plasmó ese amor certero hasta su muerte,
lo mejor de si misma y su experiencia
tendida en aquel sueño redimido
gozosa en el fulgor que el amor vierte,
la vida fue verdad con su vivencia.
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