Poema 10/10/010
Y correré rauda hacia donde estés
a puro ritmo y sin sobresaltos,
con la sombra en los labios
acallando el grito de la noche.
Caminaré con los pasos del aire,
reflexiva y ordenada,
a superar los reglados papeles.
Con estas manos que no temen al viento
tocaré los musgos, solitarios e invernales
y me introduciré
por el laberinto de esa espesa niebla.
Saltaré los setos supurando heridas,
infringiré los charcos
taponaré los desagües que en gravedad se vierten
el agua depurada de los manantiales.
Deshabitado y multiforme,
indomable el tiempo,
que llega siempre.
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